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Alejandro Doria

In memorian

Lo primero que me surge es la vivencia increíble de estar escribiendo unas líneas “in-memorian” de Alejandro Doria.

Fueron años tan intensos, que parecía imposible un final así, simplemente no estar físicamente entre nosotros.

Alejandro provenía de una familia ligada a los fundadores de la radio, él mismo había nacido en una casa que operaba como tal, del cual su padre era el director.

Esa cercanía, y su sensibilidad, le permitió una familiaridad con los interpretes que le fue de gran ayuda en su vida como Director. Conocía el alma de los actores como pocos y, creo yo, que ese don fue muy valorado por ellos.

Todo lo que Alejandro hacía, tanto en televisión como en el cine, reflejaba la sinceridad de su pensamiento y de su sentir.

Aprendí de él que no se debe contar una historia desde la especulación. El creía profundamente en lo que estaba contando. Entraba en el alma de sus criaturas para mostrarnos una mirada crítica desde el “nosotros”. Nunca se “hizo” el popular para supuestamente ganar un público.

Cuando hicimos Esperando la Carroza, el slogan que se le ocurrió fue “Vamos a reírnos de nosotros mismos”. Nunca pensó que esos personajes un poco monstruosos no eran un reflejo de todos nosotros.

Esa intensidad, ya que era un hombre físicamente enorme, como su misma forma de expresarse, estaba en cada fotograma de todos sus filmes. Esos primeros planos, tan criticados en su momento, eran él. No se podía expresar fríamente, era puro calor.

Y su humor, tan especial, con sus famosas preguntas acerca del precio de la gente:
-por cuantos miles de dólares renunciarías a los atardeceres?, pasar directamente del día a la noche?- y tantas otras llenas de picardía.

Querido Alejandro, te vamos a extrañar.

Diana Frey